Tercer gato cadáver
Nov 28, 2025Parece que últimamente en este correo solo se habla de animales que acaban muertos. No era mi intención, lo juro. Pero justo tengo a Ginger delante —mi gata actual, reina absoluta de la casa— y me ha recordado que antes de ella hubo otros tres.
Y te aviso: esta historia es rara, es emotiva y tiene más de una dosis de “¿qué carajos?”. Pero también es una de esas historias que te hacen entender por qué el storytelling bien usado puede vender más que cualquier estrategia técnica de marketing.
Porque sí, puedes tener la mejor estrategia de marca personal profesional, el mejor programa de marca personal premium, tu identidad visual profesional, tus funnels perfectos…
Pero si no cuentas historias que toquen algo en la gente, te quedas a medias.
Vamos al inicio del drama felino.
Félix: el primero en llegar y el primero en irse
Félix fue nuestro primer gato. Un bebé diminuto. Tan pequeño que parecía que el mundo le quedaba grande… pero él igual intentaba comérselo.
Era Fin de Año de 2023. Nada de nieve, nada de chimeneas, nada de luces navideñas. Estábamos al norte de Bali, haciendo una fogata en la playa para “espantar malos espíritus”.
Spoiler: a Félix no lo espantó nada.
Al volver a casa algo no cuadraba. No comía, estaba apagado, triste… y cualquier dueño de animal sabe cuándo algo no va bien.
Días después, ahí estábamos los cinco, improvisando un entierro en frente de casa, con lápida incluida. Nyoman, nuestro jardinero (y prácticamente parte de la familia), nos ayudó con el ritual balinés.
El diagnóstico: envenenamiento.
Y sí, lloramos. Mucho.
Felisa: la gatita que decidió irse sin avisar
Felisa llegó después.
Pequeñita, curiosa, rápida… demasiado rápida quizá.
Un día simplemente no volvió.
Nos gusta pensar que se fue a vivir una vida mejor.
La verdad más probable: una excursión peligrosa y cero experiencia de supervivencia.
Honestamente… ponerle “Felisa” quizá no fue la mejor idea si queríamos que se quedara.
Parecía condenada desde el nombre.
Mochi: la historia que más nos rompió
Mochi llegó junto a Ginger. Hermanos.
Dos bolitas de pelo que nos tenían enamorados.
Volvíamos de un viaje a la isla de Java, a Bogor, donde visitamos un safari increíble. Llegamos tarde, cansados, y al saludar a Mochi notamos algo raro.
Tenía un agujero.
Un agujero de casi dos centímetros en mitad de la tráquea.
No sabíamos si había sido un perro, un gato adulto, o una pelea mala que se le fue de las manos. Lo agarramos y fuimos literalmente corriendo al veterinario.
Semanas de cuidados.
Medicinas.
Esperanza.
Pero no lo logró.
El entierro esta vez fue sin Nyoman.
Y más doloroso que los dos anteriores.
¿Y por qué contarte esto?
Porque una historia así te atrapa.
No lo puedes evitar.
Y no te atrapa porque sea sobre gatos.
Te atrapa porque es humana, real, cruda, emocional, imperfecta, incontrolable.
Te atrapa porque puedes imaginarlo.
Porque puedes sentirlo.
Y eso es exactamente lo que necesita tu marca para:
-
aumentar visibilidad y autoridad digital,
-
posicionarte como referente,
-
construir una marca personal coherente y consistente,
-
vender servicios de mentoría online,
-
crear un negocio online con tu marca,
-
o simplemente vivir de lo que sabes hacer mejor.
Una historia derriba barreras que ningún argumento técnico puede derribar.
Una historia te humaniza, te acerca, te diferencia.
Una historia convierte a un lector en cliente.
No lo digo yo: lo demuestra la vida, los mercados, y cualquier estrategia de metabranding, marca personal premium y construcción de autoridad digital.
Y sí, si quieres aprender a generar historias que vendan, enganchen y se queden rondando en la cabeza de tu audiencia… ya sabes qué hacer:
Crea historias que vendan. 47€
(Tu marca futura te lo va a agradecer.)
Conclusión
No necesitas ser perfecto. No necesitas estrategias complicadas. No necesitas fórmulas mágicas.
Necesitas historias. Historias que digan quién eres, por qué haces lo que haces, y por qué alguien debería escucharte, contratarte o seguirte.
Hoy te conté sobre Félix, Felisa y Mochi.
Mañana quizás te cuente sobre otra cosa.
Pero el punto es siempre el mismo:
Si quieres construir una marca personal de alto valor, conectar más profundo y vender con naturalidad, tienes que aprender a contar historias.
El resto… es ruido.
Preguntas frecuentes
1. ¿Por qué el storytelling funciona tan bien en la marca personal?
Porque activa emociones, memoria y empatía. Lo que recuerdas, lo compras.
2. ¿Qué tipo de historias debería usar si quiero posicionarme como referente?
Historias reales, vulnerables, cotidianas y con un mensaje claro. Nada de épicas inventadas.
3. ¿Esto sirve si quiero vender mentorías online o servicios premium?
Sirve aún más. En servicios de alto valor, la conexión emocional define la elección del cliente.
4. ¿Necesito tener “vidas locas” para crear historias potentes?
Para nada. Lo extraordinario está en lo cotidiano. Solo necesitas saber contarlo.
5. ¿El storytelling forma parte del metabranding y de la construcción de autoridad digital?
Sí, es uno de sus pilares más sólidos. Sin historia, no hay identidad. Sin identidad, no hay marca.